Las habilidades de aprendizaje hacen referencia a las diversas formas que se utilizan para obtener el conocimiento, es decir, la capacidad que tenemos para desarrollar las estrategias de aprendizaje que nos permita tener un adecuado proceso cognitivo y un aprendizaje significativo, basado en el entendimiento de la información, con la capacidad de modificarla, reproducirla, analizarla y criticarla.
A lo largo del semestre logramos observar que el juego del “Ajedrez” forma una parte importante de las estrategias de aprendizaje y la manera en que se aplican, ya que permite a través del juego agilizar los procesos cognitivos y metacognitivos.
En el curso de ajedrez nos ayudaron a desarrollar, aplicar y modificar nuestras estrategias y procesos de aprendizaje. Durante las primeras sesiones nos enseñaron todas las piezas del juego, los nombres, movimientos que pueden realizar cada una y sus funciones. Posteriormente jugamos con cada una de las piezas individualmente, analizando las jugadas que se pueden realizar y las posibles consecuencias de mover una pieza a cierto lugar. Debido a los conocimientos previos sobre cada pieza, los primeros juegos de tablero completo, fueron un tanto complicados, pero interesantes, ya que no es lo mismo jugar con un solo par de piezas, a jugar con 18 piezas al mismo tiempo, cada una con diferentes formas de movimiento y funciones. El tablero consta de 36 piezas, la mitad blancas y la mitad negras, siendo el único propósito del juego, además de la sana competencia, ganarle al oponente.
Las piezas blancas iniciarán siempre el “combate” procurando apoderarse del centro del tablero. Sin embargo, tener el control del juego no es lo más importante, ya que es necesario intentar predecir los movimientos del oponente para evitar que te tomen por sorpresa o que te inviertan las jugadas. En ocasiones los movimientos que se intuyen no son los que el adversario realiza, pero es importante que se modifiquen las jugadas establecidas previamente.
Según Monereo (1994), “las estrategias de aprendizaje son procesos de toma de decisiones (concientes e intencionales) en los cuales el alumno elige y recupera, de manera coordinada, los conocimientos que necesita para cumplimentar una determinada demanda u objetivo, dependiendo de las características de la situación educativa en que se produce la acción”.[i] Lo que nos menciona este autor tiene relación con lo que se realiza en el juego de ajedrez, debido a que tú decides conscientemente la pieza que vas a mover en base al objetivo de este juego, que es por así decirlo, “ganar la guerra”.
“El conocimiento estratégico requiere saber qué estrategias son necesarias para realizar una tarea, saber cómo y cuándo utilizarlas…”[ii] esto se observa en el transcurso de un juego de ajedrez, debido a que se deben tener claras las estrategias que se usaran para que el oponente realice el movimiento que se necesita para llevar una buena jugada a cabo, de la manera y en el tiempo indicados.
El ajedrez es un deporte meramente mental que requiere de suma concentración. Es importante estar alejado de cualquier tipo de distracción, esta prohibido hablar durante el juego, no se pueden hacer ni gestos, ni comentarios en absoluto, se requiere estar en completo silencio. Se trata de un juego que trae consigo sus propios fanáticos y aficionados que lo practican solo como diversión o distracción. Es una actividad intelectual que nos permite ejercitar el razonamiento y la concentración, poniendo en práctica las habilidades de pensamiento y la agilidad de la mente.
“La naturaleza de los esquemas de conocimiento de un alumno depende de su nivel de desarrollo y de los conocimientos previos que ha podido ir construyendo…”[iii] En el caso del juego de ajedrez se trata de la forma en la que se construyen las jugadas y la manera en que se toman las decisiones relevantes en el tablero, todo este resultado es consecuencia del proceso de aprendizaje respecto al juego, piezas, movimientos y sus posibles consecuencias. Los conocimientos previos sobre las causas y efectos de mover una pieza o no hacerlo, nos permite tener una visión acerca de lo que se puede lograr en el tablero y por consecuencia, en el juego.
Sin embargo, en ocasiones no se juega con verdadera concentración, sino que se trata más de un proceso mecánico, es decir, solo se mueven las piezas sin pensar en una estrategia o un objetivo. Sólo se busca una forma de salida o espacio en dónde colocar las piezas, pero no se razona el porqué se realizó ese movimiento. Vidiella nos menciona que “Cuando las condiciones son deficitarias o no están presentes, el aprendizaje que se realiza es más superficial y, llevado al límite, puede ser un aprendizaje mecánico…)[iv].
El aprendizaje se da gracias a un mediador, es decir, un profesor, o un ente que nos indique los errores o las carencias del aprendizaje, “…los contenidos procedimentales se aprenden a partir de modelos expertos”[v] Es decir, que sólo se puede aprender a través de un mediador que nos permita ver nuestros defectos y nuestras virtudes se puede lograr un aprendizaje significativo, a tal grado de superar al propio mediador, como dicen en las calles “El alumno supera al maestro”, sin embargo, esto se logra únicamente a través de un verdadero aprendizaje, no se puede superar al “maestro” con conocimientos mecánicos, debe ser gracias a las estrategias de aprendizaje y la forma de aplicarlas.
Mediante la reflexión y el razonamiento se llega a la elaboración de una estrategia adecuada para cumplir un objetivo,(“La reflexión sobre la misma actividad permite tomar conciencia de la actuación”[vi]), que en el caso del ajedrez, el único y verdadero objetivo es: Derribar ó mejor dicho, matar al Rey del oponente, en este juego no cuentan las relaciones afectivas, no se puede desistir de realizar un movimiento por beneficiar al adversario, se trata de competencia y rivalidad que no debe llevarse más allá del tablero.
REFERENCIAS
[i] VALLE, Arias, Antonio; Las estrategias de aprendizaje: características básicas y su relevancia en el contexto escolar.
[ii] Ídem
[iii] ZABALA, Vidiella, A. (1995); La Práctica Educativa. Cómo Enseñar; pp. 81
[iv] Ídem
[v] ZABALA, Vidiella, A. (1995); La Práctica Educativa. Cómo Enseñar; pp. 86
[vi] ZABALA, Vidiella, A. (1995); La Práctica Educativa. Cómo Enseñar; pp. 87